viernes, 27 de agosto de 2010

Tenemos mucho que aprender de los niños...


Después de una semana llena de altibajos he llegado al viernes totalmente renovada. No sé si será porque tengo el fin de semana libre o porque he decidido mirar las cosas desde otro punto de vista y ver siempre el vaso medio lleno, pero el caso es que hoy, además de estar mejor, he aprendido mucho de un pequeñajo de 3 años al que estamos tratando. ¡Si le vierais! Es alucinante, de verdad, ójala fuéramos todos como esos pequeños ante las dificultades, las enfermedades con tratamientos largos y duros...

El pobre, a sus 3 añitos, ya se enfrenta a una recidiva de su enfermedad y alucino con lo rápido que ha aprendido que tiene que tratarse... Al principio, lloraba de una manera... (verle así dolía muchísimo) Pero en 3 días ya ha asumido que "es lo que toca", nos conoce a todos (médicos, técnicos, enfermeras...) Y llega a primera hora de la mañana con la sonrisa puesta, dispuesto a "portarse muy bien", y nos tira cada beso!!! ufff!!! No os imagináis qué ricos saben! ;)

Y eso en 3 días, de verdad, no sé por qué estos pequeños lo llevan todo de otra manera. De hecho son capaces de animar a sus padres... Increíbles! Dignos de admiración, tenemos tanto que aprender de ellos...

Lo dicho, sólo quería compartir esta anécdota con vosotr@s. Ahora el renacuajo nos alegra cada día en el servicio. Ya puedes llegar triste, enfadad@, preocupad@... da igual, es verle sonreirte lanzándote esos besos tan buenos mientras te dice que hoy se portará muy bien que cómo no vas a sonreír. Y no sólo éso, sino que te das cuenta de que deberías intentar ser como él...

En fin, con esta pequeña reflexión me despido, buen fin de semana a tod@s!


miércoles, 18 de agosto de 2010

Algo que quiero compartir...


Este post es simplemente para compartir con vosotr@s algo que me pasó en la guardia de ayer y me "llenó". De verdad, pasó a primera hora de la mañana, de hecho fue el primer paciente que vi en la guardia y el condicionante de mi alegría fue una simple sonrisa, espontánea, capaz de ofrecérmela aún estando tan malito como estaba...

Se trata de un paciente que vi en la guardia del pasado 31 de Enero y había llegado a la urgencia dos noches antes por cuarto de shock por una hematemesis masiva (para los que no seáis médicos se trata de vomitar sangre, literalmente). Estaba muy malito, necesitó mucha sangre, sueros, drogas vasoactivas... en fin, estuvo crítico... Justo coincidió con el fin de semana y yo le vi el domingo. Como estaba aguantando (es joven y saca la fuerza de donde no la tiene) y habíamos conseguido estabilizarle, decidimos darle una dosis única de radioterapia hemostática al día siguiente para controlar ese sangrado e intentar darle una oportunidad, algo más de vida dentro de lo malo de su pronóstico (tiene un cáncer de páncreas muy avanzado, inoperable y que no está respondiendo a la quimioterapia...). Le llevé en la urgencia y, como le conocía, al día siguiente me quedé para tratarle. Él dejo de sangrar, le dieron el alta y ayer volví a verle en la urgencia.

Ahora venía por un deterioro muy importante, le han dado otra línea de quimioterapia pero no ha respondido, en fin... el pronóstico es muy malo...

Y fue cuando le ví que me dice su madre: "Acaba de decirme: Mira! La doctora que me vio la otra vez!" y al mirarme me dedicó esa sonrisa que os describí antes... No tiene fuerzas para nada, apenas come, no le queda mucho tiempo, pero me dio la mejor de sus sonrisas, energética y sentida. No sé cómo explicaros cómo me sentí en ese momento pero os aseguro que me alegró muchísimo. Aún sabiendo lo poco que le queda y lo malo que venía, me alegró. Han pasado 7 meses desde que le traté y vive y no sólo eso, sino que no ha vuelto a sangrar y encima se alegró de que la doctora que le vio en la urgencia fuera yo!!!. No sé... algo tan simple y sencillo como una sonrisa y el hecho de verle vivo después de todo este tiempo consiguió que, aunque la guardia fuera mala, (no paré, me encontré sola con varias cosas a la vez y de momento no puedo duplicarme ni triplicarme...), no me importara, la sobrellevé mucho mejor de lo que pensaba gracias a ese gesto, de esa persona, a primera hora de la mañana.

Estas cosas me hacen ser feliz con lo que hago, me compensan los malos ratos y me recuerdan por qué soy médico, por qué no lo dejaré nunca aunque tenga mis flaquezas... y recordarlo en este momento, ha conseguido que el día termine con una sonrisa.


"Una sonrisa significa mucho. Enriquece a quien la recibe; sin empobrecer a quien la ofrece. Dura un segundo pero su recuerdo, a veces, nunca se borra."